Llegó el cuarto miembro de la familia . Como les conté, me sentí
feliz, emocionada, pero el lado amargo de mí sabía que no disfrutaría con mi
hija mayor esos momentos de mamá e hija, tendría que compartir mi tiempo. Es
difícil, imagínense, dar teta y dar de comer, o tener que mirar a la hermana
mayor. Mientras cambio el pañal, tengo que ver que ella no haga travesuras, y
así les puedo contar un sinfín de cosas.
Los remordimientos de conciencia llegaron a
mí hace unos días, cuando le dije: «¡Espérate!»(en un tono normal, no fue brusco, aun así me sentí mal), No te lo merecías, no tú,
mi pequeña ayudante. No evito derramar lágrimas. Son las 04:15 a.m. y estoy
acá, buscando soluciones para no hacer sentir mal a la personita que me
convirtió en madre por primera vez.
Aún recuerdo su carita, con una sonrisa
bonita diciéndome: «Ya mami». Por eso, me di una escapada al taller de Caja demuñecas. Necesitábamos un tiempo para las dos, para conversar en su idioma ruso
francés un poco de japonés, y si atina le entiendo el español. Fueron lo máximo
esas dos o tres horas que pasamos juntas las dos, lo volvería a repetir. Ya,
Papá Pulpo nos dijo que sí, así que yo dispuesta a darme escapadas con la
hermana mayor. Y esa fue la solución: tener un tiempo a solas hará más fuerte
la conexión en ambas.
Decidí escribirle esta pequeña nota a mi
niña sobre lo que sentía estos días, para que ella lo lea más adelante:
Hace días que estás cambiando y a veces imitas a tu hermanito. Tengo remordimiento de conciencia por esos ratos que te digo: «Un ratito, estoy cambiando el pañal», mientras que tú, voluntariamente, me das los pañitos húmedos para limpiarle a Nico, y me das una sonrisita con una muequita chistosa. No sabes cómo me siento. Es la más hermosa aventura que estamos teniendo, pero no quiero que te sientas mal o que creas que no te amo, porque te amo infinitamente. Quiero tener más tiempo contigo, te juro que lo intento… las horas pasan y es difícil, pero gracias por comprenderme.
Algunas vez escuché que como tú jugabas sola, creían que ya no te ponía atención y por eso lo hacías. Sentí como un vacío en mi corazón, sin embargo, sabía que no era cierto, que ya tú entrabas a la etapa de la independencia y querías tener tus juegos propios, sin mamá al lado (pero siempre que cocinas algo rico con tus vasos descartables y tus colores que vienen a ser tus cucharas, te diré que lo haces es rico, el mejor platillo que he comido… también Nico lo ha probado y dice que es delicioso). Gracias por esos días de risas y ocurrencias. Te Amo.
Mamá.
Una vez más, gracias por leer a esta Mamá
Pulpo con sus sentimentalismos, pero necesitamos desahogarnos. Y como dice Papá
Pulpo, buscar soluciones a los problemas.
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