Nuestra lactancia: Fuerza y Amor



Naciste tú, la niña de mis ojos, pero los dos días que siguieron pasaron sin que  sintieras mis pechos, sin que tuvieras las gotas de amor que brotaban de mis senos. Fueron llenos de tristeza. Aún recuerdo ese momento que escuchaba cómo lloraban los bebés en el cuarto de cunas, y mi corazón desesperado al saber que podías ser tú.





Salimos del hospital y yo solo quería ofrecerle el pecho. Esos días, no me enseñaron dar de mamar y el doctor lo que hizo fue entregarme una receta de leche en fórmula, cuando esperas todo lo contrario: algunos consejos de lactancia. Los días pasaban y me sentía estresada, la presión de la sociedad jugaba con mis sentimientos, algunas enfermeras decían: «Dale teta, no seas egoísta» y otras: «Mejor mixto, así serás más libre». Al final, terminé por comprar la fórmula que me recetaron.                                                                                                
Las primeras semanas, quería renunciar a la lactancia, porque: «No tenía mucha leche», «Mi hija no se llenaba con mi leche», «Necesitaba relleno para llenar su pequeño estómago», en fin… miles de dudas invadieron mi ser, ya no seguía mi instinto, seguía lo que me decía el doctor, porque entre nos, la mayoría de mi familia me apoyó demasiado.
Cuando  la Hermana Mayor dormía, aprovechaba para extraer la leche de mis pechos, y en un momento pensé: «¿En serio, solo 1 oz tengo de leche?» (y era de los dos pechos). ¡Qué fatal me sentía! Tan desinformada, y totalmente desconfiada de mi cuerpo. Una noche, en la primera semana de Clau, le di su teta para que duerma, no duró 10 minutos, ni 15 minutos (como normalmente y tan falso te dicen que deberías de dejarlo en cada seno). Ella tomó su teta muy bien casi una hora. Yo descubrí que mi cuerpo, todo ese tiempo, producía leche, al escuchar que por su boquita pasaba la leche. Pensé que los próximos días también serían así, ¡y estaba equivocada! Seguíamos con la lactancia mixta, aunque era más formula que teta. Con los horarios: cada dos horas, y supuestamente en esas horas debería de tener los pechos reventando de leche y sobre todo ver que estén duros, así asumía que tenía mucha leche… pero nunca se llenaba en esas horas, así que pensaba que no podía alimentar a la chiquita de 2.800 gramos.

Pasó el primer mes, el segundo, el tercero, y seguíamos con la lactancia mixta, el dolor y ardor en los pezones no se iban, eran horribles, me sentía mal, pero yo quería ganar y que mi hija salga ganadora, no tuve ayuda de asesoras de lactancia, nunca fui a reuniones de la Liga de Leche. Sin embargo, luché porque lo que realmente quería era dar teta a mi hija; buscaba apoyo e información de cualquier lado, tomé muchas cosas para la producción de leche, ninguna me funcionaba -al contrario, a mí me engordo más- pero si no fuera por el apoyo constante de mi mejor amigo, esposo y papá de mis hijos, hubiera tirado la toalla y me hubiera perdido de esos momentos tan lindo que hasta hoy los estoy viviendo, ahora con mi segundo bebé. Un viernes de junio ocurrió lo mejor que jamás me había pasado: tuve como objetivo ese día no darle nada de biberón, y lo logramos, tanto así que llamé a mi esposo y nos felicitó y aún recuerdo su regalo: una hermosas pantuflas y un conjunto hermoso para mi hija. Ganamos todos, ganó mi instinto, mi poder de mamá. No olvido ese día, nunca lo olvidaré… Desde ahí, somos teta corazón.
Aprendí que no debía compararme, debía sanar mis heridas y quererme yo, como mujer, si no conseguía la lactancia exclusiva, no quería quedar mal emocionalmente, tenía que recuperarme y el objetivo era que mi segundo bebé tomara teta. Justo todo eso se me vino a la mente unas semanas antes de ese viernes hermoso.
La lactancia es hermosa, rodéate de gente que tenga un buen mensaje de amor de tribu, de mujeres que se apoyan, porque somos especiales. No dejes que las frases seguidas de «buena o mala madre» influyan en tu lactancia. Tú eres única, tu cuerpo es único y hermoso. Tan hermoso que dio vida a un ser que solo te quiere a ti.

3 comentarios:

  1. Hermoso!! Dios, me identifique tanto con lo que te ha pasado, a diferencia que yo siempre pensé en la lactancia exclusiva antes de dar a luz, a pesar de haber leído tanto, cuando di a luz a mi pequeña Zoe estaba muy segura de mi misma, ella nacio con 3 kilos y 170 gramos, al dia siguiente de su nacimiento, la enfermera que la peso me reprocho mucho que ella habia bajado 300 GRAMOS! en un solo día, y que era xq yo no le daba suficiente pecho. Yo tenia entendido que la lactancia era a demanda y x mas que yo le ofrecia pecho a mi niña, ella solo queria dormir, no es que no supiera agarrar el pezon ni nada, simplemente ella quería dormir y no habia fuerza en la naturaleza que la despertara. Cuando la enfermera me dijo eso, senti morirme, me sentí culpable por no haberle insistido de cualquier otro modo, lo peor es que ella solo queria seguir durmiendo, me dijeron que le complementarian la alimentacion con formula antes de salir del hospital. Te juro que en ese momento me senti un fracaso de madre, xq no era capaz de alimentarla. Tuve que recurrir a mis cuñadas que aun daban de lactar para que le ofrecieran el pecho.. ellas un amor de gente me ayudaron y entendieron. Hoy por hoy, le doy formula y pecho, pero estamos en la carrera por olvidarnos de la formula, ya que aun tengo el temor de no satisfacerla y es un pensamiento que quiero dejar atras, con un poco de firmeza podremos lograrlo.

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  2. Me identifico mucho con el comentario anterior! Desde que nació mi bebé, enfermeras y familiares me decían constantemente que no estaba produciendo la suficiente leche, y que había que darle leche de fórmula. Afortundamente me resistí ante eso y lo evité. Después de consultar con los médicos, ellos me dijeron que eso no era así y que me tranquilizara.
    Pero la sensación de que no tenía la suficiente leche quedó, y se creció con los dolores que comenzaron en los pezones. Yo la verdad es que no sabía bien que hacer, pero no me gustaba la idea de medicarme. Por eso, busqué alternativas naturales como infusiones y cosas así. Y así di con el té que mejor me fue, el Healthy Nursing de Secrets of Tea. Especialmente me ayudó a que me diera muchas fuerzas porque tiene vitaminas y minierales, y así no saliera tan desgastada cada vez que amamamntaba. Es un proceso lento y complicado, pero creo que no hay otra imagen en la vida mas bella que darle leche a tu hijo.
    Un saludo!

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