Llegó el cuarto miembro de la familia . Como les conté, me sentí feliz, emocionada, pero el lado amargo de mí sabía que no disfrutaría con mi hija mayor esos momentos de mamá e hija, tendría que compartir mi tiempo. Es difícil, imagínense, dar teta y dar de comer, o tener que mirar a la hermana mayor. Mientras cambio el pañal, tengo que ver que ella no haga travesuras, y así les puedo contar un sinfín de cosas.
Llegó un mensaje o inbox de una amiga mamá desesperada, que me cuenta: «Hola, Mili, mi hija de 4 meses tuvo control de niño sano y me han dicho que está baja de peso, que debería darle fórmula, que mi leche no le sirve. Quedé mal, sentí que hacia mal las cosas con ella, no sé qué hacer».Me destrozó su mensaje. Yo también alguna vez lo escuché, porque la Hermana Mayor desde que nació fue pequeñita y delgadita (hasta ahora).

Me encanta MOMO por sus frases y por el frescor de la tela. Liliana Herrera, Gerente General de MOMO, nos escribió sobre la historia de su empresa.


«MOMO surgió básicamente de dos inquietudes principales. La primera es que hasta que no nació nuestro hijo, no nos habíamos dado cuenta de las pocas ofertas que había en el mercado de polos para “niño”, que fuesen originales y con diseños divertidos. La segunda, queríamos darle salida a nuestra creatividad, porque tanto mi esposo (arquitecto) como yo (creativa) disfrutamos cuando nos ponemos a imaginar algo y luego verlo materializado... se convierte en algo completamente mágico para ambos. MOMO representa a los reyes de la casa, a ellos les debemos todo nuestro esfuerzo para conseguir

Te tengo en mis brazos, nos miramos y me das una sonrisita tierna. Somos cómplices en estos momentos, somos uno solo en estos instantes. Amo tus caricias, sobre todo cuando me quedo dormida, tu manito llega a mi ojo y los intenta abrir. Intentas decirme: «¡Despierta, aquí estoy!» Ahora te digo que sí sé que estás ahí, que tu corazoncito late junto al mío. Que sueño contigo, que tu felicidad es la mía, y más aún: tu bienestar es mi alegría completa.
Súper bebé y su almohada: inseparables desde la hora de la teta hasta para sentarse o ponerlo boca abajo. Algunas de ustedes tienen una almohada de lactancia, yo tengo dos. Una es de la Hermana Mayor, con color típico de mujer: rosado.
Como ella está en la etapa del «mío»,  no me quedó otra que comprarle a Nico su almohada.
Voy escribiendo con la teta afuera, Súper Bebé jugando con mi pecho, yo vigilando que la hermana mayor no se tire desde la mesa, que no esté agarrando la guitarra de Papá Pulpo; de pasadita, voy fijándome en la cocina. Salgo corriendo, porque la Hermana Mayor llora porque se cayó, y cuando me abraza se ríe (estoy pensando que le gusta verme