Desde que salí embarazada por segunda vez
–aun dando de mamar–, por razones de salud, mi doctora me sugirió que no
amamantara. Realmente, me asusté, ¡y mucho! Mi hija, aún en los primeros meses,
lactaba en libre demanda, y era imposible dejar de amamantarla. Como siempre,
llegaron los consejos de la familia: «Ya no le des teta», «Esa leche no es
buena», «Pobre de tu bebé, no tendrá leche», «El calostro se va acabar», y
frases del estilo. Yo sólo escuché y decidí averiguar más sobre el tema:
«Lactancia en el embarazo y en tándem».
Al comienzo de mi embarazo, la sensibilidad de mis pezones aumentó al
lactar. Sí, lactar era algo hermoso, por lo que lo supimos manejar,
hablándole muy suavemente a la bebé para
que la tomas durante el día fueran cómodas para las dos. Sin embargo, hay casos
en los que, por la mismas molestias en los pezones, se reducen las tomas y, por
consiguiente, en forma lenta, viene le destete.
Alguna vez probé mi leche (la
curiosidad mata al gato, dicen) y justo cuando llegó el segundo embarazo,
decidí probar de nuevo… y el sabor no era agradable. Pero mi hija aún la seguía
tomando y diciendo su famoso «rico» .Ahora,
no quiere decir que el hecho de que nuestra leche tenga otro sabor
signifique que no sea nutritiva, ¡por el contrario! Sigue obteniendo excelente
valor nutricional para nuestros hijos amamantados, siempre cuando nosotras
tengamos una buena y una sana alimentación.
Mis pechos ya no se llenaban como antes, sentí la disminución de la leche,
pero no me asusté, porque mi niña tenía un año y dos meses, fácilmente podía
darle otros alimentos. Pero si tu niño tiene menos de 6 meses, es
importante que reciba suficiente leche.
Apóyate en grupos de lactancia.
Las frases que más saturaron mi cabeza fueron: «Tu hijo será prematuro» y
«Puedes tener un aborto espontáneo». Claro, me informé, la doctora me encontró
en perfectas condiciones, pero me advirtió que, si sentía contracciones que me
molestaran, podría retirar el pecho a mi hija hasta que se me pasara. Sí, tuve
contracciones, pero esas eran de amor y conexión total con mis hijos, no me
lograron asustar. Pero es tu decisión. Y si te sientes bien, sigue tu instinto.
Nota curiosa: mi hijo nació a las 41 semanas, nada prematuro, ¿verdad?
Más de la mitad de los niños se destetan, a ejemplo de mi niña: las tomas
no eran como antes, el sabor fue cambiando, y la disminución de la leche, vino
con ello. Ella feliz, y yo muriéndome de la pena. A pesar de que le
ofrecía, ya no quería y decía: «Leche de
bebé». Mi sueño era ver a los dos tomando, uno en cada pecho, y yo me había
hecho la idea de cómo haría cada toma. Pero por un lado fue maravilloso el
destete, con amor, recordando bellos momentos, las caricias que ella daba a su
hermano en la barriga y, sin dudas, la conexión entre ambos es fuerte.
La lactancia en tándem tiene ventajas para los tres: la subida de leche es
más rápida, el recién nacido aumenta más
rápido de peso – ya que el hermano mayor contribuye en la estimulación de los
pechos – y, por supuesto, más leche para ambos. Pero la mejor ventaja que hay
en la lactancia en el embarazo y en tándem es el vínculo amoroso entre los
hermanos. No tengo problemas de celos, son amorosos, se aman. La conexión, como
ya mencioné, es especial, tendrás a un estupendo hermano mayor. Si estás en esta etapa, haz lo que dicte tu
corazón. El apoyo del papá es fundamental para llevar la lactancia de
ambos, nuestro instinto va más allá de
todo. Si quieres conseguir una lactancia en tándem, infórmate y acude a los
grupos de apoyo a la lactancia materna en tu país.
0 comentarios:
Publicar un comentario