Leona, es mi mamá.

No hablaré de mí, no hablare lo que deje de hacer  o lo que hago ahora, no hablare de mis hijos, no hablare de mi esposo. Hablare de la persona más importante de mi vida, porque sin ella seguro no tendría mis hijos, no hubiera conocido a papá pulpo, definitivamente no existiría.
¡Mamá! ¡Viejita! ¡Leona! (ese es su nombre) Gracias por todo lo que me has podido brindar. Gracias por ser esa persona fuerte, ese balance para la familia.
Hemos tenido días tristes, semanas que pasábamos sin luz, semanas que pasábamos con solo lo necesario; papá no tenía trabajo, salía buscar lo que podía, y tú hacías “chicle” el dinero para la comida y las otras necesidades. Tú que estuviste trabajando de todo para poder ayudar a nuestro papá. Tú que venias a las 6:00 pm soleada, cansada y sucia por dejar lindo las áreas verdes de Carabayllo. Tú que un buen tiempo llevabas peso, muchas veces te recogían y muchas veces los chóferes se iban de largo, muchas veces te caíste con ese peso de la bolsa y nunca te ayudaron, tú misma te levantabas y seguías tu camino.
Recuerdo tus pies, maltratados por el sol, por el trabajo que tenías, porque lampeabas, porque te ensuciabas, no me avergüenzo lo digo con orgullo, tu trabajo me sorprendía.
No tengo una mamá de oficina, no tengo una mamá que sepa de moda, y mucho menos que tenga alguna ayudita por el contrario siempre le ofrecíamos comprar una lavadora, ella con su terquedad característica y su rotundo ¡No! Nunca se le compró.
Mami, sabes que sentía cuando un carro no te recogía y se iban de frente,  impotencia, rabia, pidiendo a Dios que ojala nunca le hagan eso a su madre. Sabes que sentía cuando me contabas que no te daban asiento en el carro y a su vez te caías, nadie te ayudaba, me daba cólera pensando que ojala nunca les suceda.
Viejita, seguro que muchas mamás son como tú, mil oficios, las que se enferman pero están bien paradas. Las que trabajan en el sol, en el frío, en las madrugadas, con el peligro constante de las calles.                                                                                                                                                           Cuando recordamos todo lo vivido juntos, cuando comer un pollo a la brasa era lo máximo, cuando llevaba lo suficiente al colegio o preparado por ti era lo más genial, mientras sentía algo de discriminación por no tener suficiente dinero. A pesar que no teníamos demasiado, teníamos lo suficiente, teníamos para sobrevivir y estábamos unidos los 4.
Vivo orgullosa de ti, vivo orgullosa que eres mi mamá, la que me decía ojala sea parto normal porque la cesárea es horrible, tú ya lo habías pasado. Gracias por amar a tus nietos. Gracias por preocuparte por ellos. Gracias por cuidar a mi sobrina y ayudar a mi hermana. Gracias por todo, porque eres una mujer con los pantalones bien puesto, que no se deja por nadie, ni nada.
Mami bella, mamá hermosa, viejita adorable. Ahora sí, volveré acurrucarme en tus brazos, hasta quedarme dormida.





1 comentario:

  1. Hermosa madre que ha tenido una hermosa hija, ¡Cuánto amor en tus palabras!

    ResponderEliminar